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10 manías que pueden romper tu coche

Con el tiempo y los kilómetros, los conductores adquirimos manías que, a la larga y sin darnos cuenta, pueden terminar por romper nuestro coche. Identificarlas y admitirlas, es el primer paso para corregirlas.

Hablamos de esos vicios que ponen en peligro tu seguridad, a estas sumamos otros que lo que ponen en riesgo es la ‘salud’ de tu vehículo. Son 10 manías que pueden romper tu coche:

1. Cambiar de marcha a bajas revoluciones

Es uno de los pilares básicos de la conducción eficiente. Con ello se consigue una reducción del consumo de combustible, pero a la larga también puede acarrear problemas graves y costosos. Y es que, cambiando a bajas vueltas y forzando demasiado el motor podemos reducir notablemente la vida útil de la válvula EGR por la acumulación de carbón si nuestro vehículo es diésel, mientras que en los vehículos de gasolina podemos dañar el catalizador.

2. Esperar que el motor ‘coja’ temperatura

Es cierto que, si una vez hemos arrancado esperamos unos 30 segundos antes de iniciar la marcha, conseguiremos que el aceite llegue al circuito y así habrá una mejor lubricación; pero los elementos que no están en el bloque motor no habrán alcanzado el nivel óptimo de funcionamiento.

A cambio, gastarás más combustible. Lo que debes hacer es conducir de manera suave los primeros minutos.

3. No limpiar el coche a menudo.

Más que el coche, para evitar averías lo que hay que mantener limpio es el motor. Así será más fácil localizar fugas; además, que el motor tiene mejor enfriamiento, y es mas sencillo hacerle los mantenimientos.

4. Parar el motor cuando llegas al destino

Si, después de un viaje largo, quitamos la llave nada más llegar, el aceite que mantiene el circuito tendrá tendencia a carbonizar y provocar averías. Para evitarlo, lo mejor es mantener el coche un par de minutos al ralentí, para que el sistema de refrigeración y la propia circulación del aceite enfríen el turbo.

5. No soltar la palanca de cambios

Aunque parezca una exageración si dejas la mano descansando sobre la palanca de cambios, ejerces presión sobre los mecanismos internos de la transmisión y desgastas los sincronizadores y rodamientos, lo que se convertirá a largo plazo en vibraciones y engranajes de marchas más imprecisos.

6. Olvidar los neumáticos

Revisa las presiones, al menos, una vez al mes. Así evitarás que los neumáticos se desgasten de forma irregular y prematura. Además, sin las presiones correctas las posibilidades de sufrir un reventón se multiplican.

Otra mala manía que tenemos es la de aparcar subidos a bordillos o dejando las ruedas apoyados en ellos, ya que al hacerlo podemos provocar pequeños cortes en la superficie o deformaciones que indirectamente también repercutirán sobre la suspensión. Por eso, evita estacionar subiéndote a los bordillos, y si no hay más remedio, trata de subirlo lentamente y por la parte más baja.

7. Pisar el pedal del embrague

El mal uso del embrague es algo que pude provocar un mayor desgaste de sus componentes, produciendo fricciones internas y afectando a todas las piezas que actúan sobre el mismo, lo que se traducirá en su sustitución antes de lo que realmente debería hacerse.

8. Abusar de los frenos

Hablamos de esos coches que, en pendientes pronunciadas, llevan constantemente la luz de freno encendida olvidando que existe el freno motor. Esto durante un largo periodo de tiempo acarrea mayor desgaste de discos, pastillas y líquidos de frenos.

9. No frenar en los badenes

Con pasar un badén a toda velocidad sólo conseguirás cargarte un neumático, arruinar una llanta, o hacer polvo la suspensión.

10. Apurar demasiado el depósito de combustible

En el depósito se acumulan las impurezas de los combustibles que, en caso de llegar a la reserva, son absorbidos por el sistema de alimentación y obstruyen los inyectores. Lo más recomendable es repostar cuando te quede más o menos un cuarto de depósito, así evitarás tener que dejar en el taller un donativo de 600 euros.

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